¿Qué es la pregorexia?
Con el término pregorexia definimos un desorden alimenticio que se padece durante el embarazo y que tiene que ver con el miedo a engordar. Sin embargo, según la ginecóloga Fulvia Mancini, Responsable Médica de clínicas Eva en Cataluña, no existe un trastorno tipificado como tal en el Manual de Trastornos Mentales, ni siquiera un diagnóstico médico empleado por los especialistas. El término, lo han acuñado los medios de comunicación, lo que, aclara, no significa que no sea real.
Estudios realizados en el Reino Unido aportan ya los primeros datos sobre su incidencia en la población: que un 7.6% de las mujeres embarazadas a las que se estudió tenía síntomas compatibles con trastornos de la conducta alimentaria, y el 23.4% estaba muy preocupada por su peso y su figura.
La propia experta añade su cifra: se calcula que el 30% de las gestantes no aumenta de peso de forma correcta, pero sin que se pueda achacar un porcentaje exacto a la denominada pregorexia.
Así pues, parece que en la cuestión del culto obsesivo por la imagen y el temor al aumento de peso debido a la presión social , las “imias” y “exias” van por delante de su propio diagnostico. A la bulimia y a la anorexia se vienen sumando otros desórdenes como la drunkorexia (no comer para poder tomar el alcohol que se quiera, nivelando así las calorías ingeridas) y ahora, la pregorexia.
¿Cuáles son los síntomas?
En este último caso, la doctora Mancini si observa unas pautas con las que identificar a quienes la padecen. Se trata de mujeres que “no hablan del embarazo como si fuera real, cuentan obsesivamente las calorías, intentan siempre comer solas o se saltan las comidas, entrenan excesivamente, y pueden llegar a procurarse el vómito.”
En los tres primeros meses del embarazo, estos síntomas pueden llegar a enmascararse con los propios de la gestación: náuseas y vómitos, principalmente. Algunas mujeres presentan problemas con según qué tipo de alimentos y hasta pierden el apetito.
Lo normal, añade, es que estas pacientes no reconozcan su problema y que, además, rechacen el tratamiento.. Es muy raro que admitan espontáneamente que tienen un problema de conducta alimentaria.
La ginecóloga de Clínicas Eva recomienda a familiares y personas del entorno que estén atentos en el caso de mujeres que hayan padecido trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia y bulimia. Ante cualquier cambio en la relación con la comida, la pareja o los familiares deberían ponerse en contacto con el ginecólogo o el médico de cabecera. El doctor mismo debería sospecharlo en una paciente que no aumenta, o pierde peso, durante el embarazo.
Si no se detecta, las consecuencias pueden ser graves para la madre, pero devastadoras para el bebé.
La madre puede desarrollar anemia, descalcificación ósea, baja producción de leche durante el postparto y caída de cabello, entre otros. Las consecuencias en el feto pueden ser muy graves. Durante el primer trimestre si la paciente no toma suplementos vitamínicos, aumenta el riesgo de alteraciones del tubo neural como la espina bífida. También aumenta la tasa de aborto espontáneo.
Durante el segundo y el tercer trimestre aumenta el riesgo de parto prematuro, retraso de crecimiento intrauterino, retraso mental o parálisis cerebral, malformaciones óseas, digestivas o cardiovasculares. En casos muy graves se puede llegar a la muerte intrauterina.
Aclarando mitos de peso en el embarazo
Por supuesto, durante los nueve meses de gestación no se debe comer por dos. “Hay que ganar un número de kilos apropiado para la propia masa corpórea. Si esto se hace correctamente, una vez se ha dado a luz, la pérdida de peso es rápida y fisiológica, es decir, que no habrá que hacer dietas estrictas, ni pasar hambre”.
Lo aclara la experta, quien también advierte contra la falsa preocupación de perder peso en el embarazo. Le ocurre a muchas pacientes y de hecho, durante el primer trimestre muchas mujeres pierden algunos kilos debido a las nauseas. Este peso se suele recuperar lentamente durante el segundo y el tercer trimestre. En una mujer con sobrepeso u obesa, perder un poco de peso es algo saludable.
Eso sí, una pérdida de peso excesiva puede provocar un retraso de crecimiento en el bebé u otras complicaciones, como el parto prematuro.
Por último, Fulvia Mancini tranquiliza a quienes se preocupan excesivamente por el aumento de kilos; una mujer con bajo peso es normal que gane entre 13 y 18 kg. Sin embargo, una encinta obesa debería ganar como mucho entre 5 y 9 kg. Para mujeres de peso normal, el estándar son 11-16 kg.
Evidentemente, aclara, estos valores cambian si el embarazo es gemelar.
Fulvia Mancini
Responsable Médica de Clínicas Eva en Cataluña.
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