“Los dos instantes más importantes en la vida son el nacimiento y la muerte, y justamente son muy intervenidos, se viven en soledad. Pero una partera puede llegar a cambiar eso”, dice con ojos profundos una de protagonistas del documental Parir, bajo la dirección de Florencia Mujica Lainez y con la asesoría de Las Casildas (organización feminista dedicada a promover el parto respetado y a denunciar la violencia obstétrica).
Imaginemos un mundo donde los nacimientos se viven con un profundo respeto hacia la mujer y hacia el recién nacido. Sin pañuelos en la boca apretando los dientes para no gritar; sin pasillos fríos y solitarios con goteos en la muñeca; sin posiciones obligadas que aumentan el dolor en lugar de calmarlo; sin frases-látigos como “bien que te gustó, ahora, aguantatelá”; sin cesáreas impuestas (Argentina tiene un índice altísimo); sin rutinas innecesariamente dolorosas para los recién nacidos; con un profundo respeto hacia las diferencias étnicas y culturales de las mamás gestantes.
Dialogamos con Julieta Saulo (asesora de contenidos), quien tiene un rol fundamental en Las Casildas y en la maternidad Estela de Carlotto de Moreno (uno de los pocos hospitales públicos que se atienen a la Ley 25.929 de Parto Respetado) y con Eduardo Daniel Fernández (alias Lalo), ex Jefe de Obstetricia y actual Director de la misma institución.
¿Desde hace cuánto tiempo trabajan en la Maternidad Estela de Carlotto? ¿Qué diferencia hay entre parir ahí y parir en otro lugar?
Julieta Saulo: Soy coordinadora del Servicio de Puericultura desde el año 2015 cuando, junto a ACADP (Asociación Civil Argentina de Puericultura) presentamos un proyecto para implementar el servicio. Al margen de que la Maternidad es un lugar modelo, en nuestro país y en el mundo, me resultaba interesante trabajar en una institución pública -garante de derechos- fortaleciendo la lactancia en un espacio que trabaja con poblaciones vulneradas. Me resulta muy gratificante hacer un aporte para que al menos la estadía y la lactancia sean un espacio de empoderamiento para las mujeres.
Lo que te puedo decir es que se trabaja con un profundo respeto hacia a la mujer, la persona que nace y el entorno familiar. Ejemplo de esto es que ellas eligen la posición en la que quieren parir, están todo el tiempo acompañadas amorosamente y siempre con sus bebés. En la gran mayoría de las instituciones eso no sucede. Te separan de tu bebé, en algunos casos hasta te atan las piernas.
Acá tenés desde música relajante de fondo, pelotas para estirar el cuerpo, un banquito de parto, hornitos con esencias, aceites, arte colgando en las paredes, no parece una fría cárcel… las salas de parto son algo maravilloso. Todo esto contribuye a crear un ambiente de respeto, intimidad y no vulneración para suceda lo que tiene que suceder: que en el cuerpo se liberen las hormonas necesarias para parir.
Eduardo Fernández: Asistimos partos con intervenciones mínimas, básicamente adhiriendo a la Ley de Parto Respetado, que trata de que las mujeres tengan la garantía de ser acompañadas por quien(es) ellas decidan (durante el preparto, parto y lactancia). Ellas van a adoptar la posición que quieren en todo momento, se trata de utilizar la menor cantidad de intervenciones como drogas sintéticas o ruptura artificial de bolsa. Usamos la menor cantidad posible de oxitocina, salvo para el alumbramiento activo, porque está comprobado que disminuye las hemorragias posparto. Se estimula el contacto piel a piel al momento del nacimiento, la lactancia, la utilización lo menos posible de cesárea.
¿Qué pasa inmediatamente después de que el bebé nace?
Eduardo: Si está todo bien, queda sobre la mamá todo el tiempo que sea necesario y se propicia el corte tardío del cordón, no inmediatamente.
¿Y en cuanto al trabajo de parto?
Eduardo: Se espera el tiempo que sea necesario y se acompaña todo el tiempo necesario, por eso son trabajos más prolongados, se utilizan técnicas de relajación, duchas, posiciones, masajes descontracturantes.
¿Qué índice de cesáreas tienen? ¿Cómo hacen en casos de alta complejidad?
Eduardo: Un 13% es la tasa máxima de cesáreas que tuvo la Maternidad en un mes. En la semana 36 tratamos de predecir el riesgo de la mujer para que cada bebé y cada mamá sea asistido en el lugar que corresponda, así disminuye la tasa de la mortalidad y optimizamos los recursos. Los partos múltiples, por ejemplo, se atienden en hospitales de mayor complejidad, esto se previene de antemano.
Una de las cosas que se le cuestionan al sistema médico es que les saca las mujeres el poder de decidir, o a veces no informa correctamente, ¿qué pueden elegir las mamás en este caso?
Julieta: La posición, o por ejemplo, qué hacer con la placenta, que en otras instituciones suele ser un desecho patológico, al lado de quién parir (he asistido a partos con el compañero y un hijo de ocho años rodeando a la mamá). Pero otras cuestiones no, por ejemplo, las vacunas que se le dan al recién nacido son las del calendario, porque es una institución pública que pertenece a un sistema de salud.
¿Qué es lo que las mujeres denuncian –con más frecuencia- como violencia obstétrica?
Julieta: Lo clave es la falta de autonomía. Las mujeres no se sienten autónomas ni protagonistas de ese proceso en la mayoría de los casos: no se pueden mover, no pueden ver a sus hijos, no les informan sobre los procedimientos que les están realizando, ni les consultan. El otro tema clave es el índice de cesáreas e intervención. Nosotras hicimos una encuesta y sobre la base de 4939 mujeres a las que encuestamos, el 49 % tuvieron una cesárea, cuando la OMS habla de un indicador no cuestionable de un 12%.
¿Sentís que se está avanzando?
Julieta: El cambio es de abajo para arriba. Hay una gran toma de consciencia que va traccionando para que el contexto cambie.
¿Qué me podes adelantar del documental “Parir”?
Fue el trabajo más arduo que me tocó hacer en torno a este tema. Tuvimos la posibilidad de filmar los procesos de tres mujeres muy distintas, y esto es un recorte de lo que sucede en la atención perinatal en nuestro país. Y creo que va a ser un dispositivo que va a ser utilizado como disparador, nunca nadie mostró desde adentro cómo se pare y cómo se nace en Argentina.
¿Qué es lo que te resultó más duro de ver?
La violencia absolutamente naturalizada de parte de las mujeres y varones. Y de parte del sistema de salud. Hay un momento en el documental en el que se suben arriba de las mujeres para empujarles la panza para que el bebé nazca, esta es una intervención atroz que está completamente desaconsejada, pero se realiza con frecuencia.
¿De dónde salió la idea del documental?
Es una idea de Florencia Mujica Lainez, con ella nos conocimos a través de Las Casildas, es la encargada de nuestro material audiovisual. Presentó el proyecto al INCAA y cuando salió me convocó a mí para hacer la dirección de contenidos. Fue un proceso larguísimo de cuatro o cinco años, hicimos un casting y elegimos las que nos parecían más representativas.
Fuente: Enremujeres