¿Qué es el dengue?
El dengue es una enfermedad infecciosa de causa viral, que se presenta habitualmente como un cuadro febril súbito acompañado por malestar general.
Se transmite a través de la picadura de la hembra del mosquito “Aedes aegypti” y, en menor medida, del “Aedes albopictus”. Ambas especies para contagiar deben estar infectados con el virus. El mosquito mencionado es portador y transmite la enfermedad por medio de su saliva pasados los 8 ó 12 días de haberse alimentado con sangre de una persona infectada. El hábito alimentario de este mosquito es diurno (pica de día) y además habita en zonas urbanas. Es importante que sepas que esta enfermedad no se transmite de persona a persona.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas varían según el tipo de dengue. Uno de ellos es el denominado clásico, que se caracteriza por un cuadro febril agudo, de duración limitada (2 a 7 días), con intenso malestar general asociado a cefalea (dolor de cabeza), dolor retroocular, dolor muscular y dolores articulares, acompañado de erupción cutánea (exantema). También puede presentar síntomas hemorrágicos de escasa intensidad, como sangrado gingival (en encías) y en algunos casos náuseas, vómitos, diarrea y dolor abdominal. El tratamiento es de tipo sintomático y el paciente mejora completamente al cabo de aproximadamente 7 días. Esta forma de dengue es benigna y no es mortal.
El dengue hemorrágico, que es menos frecuente, incluye los síntomas del dengue clásico, a los que se suman manifestaciones hemorrágicas, aumento de permeabilidad vascular y anomalías en los mecanismos de coagulación. El principal factor de riesgo para la aparición de este tipo de dengue es si la persona estuvo infectada por otro serotipo de dengue, aunque también influyen el origen geográfico de la cepa viral y la susceptibilidad del huésped.
El síndrome de shock del dengue incluye el cuadro más grave de dengue hemorrágico, más los signos habituales de shock: pulso débil y acelerado, hipotensión, piel fría y húmeda e inquietud generalizada. La enfermedad comienza de modo repentino con fiebre (en los niños se suman síntomas leves de las vías respiratorias superiores), a menudo asociado con anorexia, enrojecimiento facial y alteraciones gastrointestinales. El estado del enfermo se deteriora repentinamente, presentando signos de debilidad profunda, sudoración excesiva y dolor abdominal intenso. El dengue hemorrágico es la forma más grave de la enfermedad y puede provocar la muerte si no se trata adecuada y oportunamente.
Recuerda que ante la presencia de cualquiera de los síntomas antes mencionados debes consultar al médico urgentemente.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se basa en la evaluación clínica de duración de la fiebre, dolores musculares y la presencia de exantema. Para el diagnóstico de dengue hemorrágico debe presentarse sangrado asociado a trombocitopenia, aumento del hematocrito, presencia de derrame pleural, ascitis y/o shock.
Además se realiza un análisis de sangre para la detección de leucopenia, linfocitosis y disminución del recuento de plaquetas.
La confirmación de la enfermedad se realiza mediante pruebas serológicas para la detección de anticuerpos IgM e IgG, los cuales darán positivos luego de la primera semana de presentar los síntomas. Una IgM positiva o un ascenso de al menos 4 veces de los niveles de IgG confirman el diagnóstico de dengue.
También es posible cultivar el virus o identificarlo directamente en sangre a partir de pruebas de amplificación génica. La positividad de estos exámenes también confirma el diagnóstico de dengue.
¿Tengo más posibilidades de contagiarme por estar embarazada?
No, pero como en todos los casos el riesgo de infección aumenta ante mayores y más severas sean las epidemias de dengue en la zona donde se habita.
¿Cuáles pueden ser las complicaciones?
Las embarazadas que presentan infección por dengue desarrollan frecuentemente contracciones en cualquier etapa del embarazo, lo que aumenta el riesgo de parto prematuro e interrupción del embarazo. Sin embargo, en los casos de dengue hemorrágico aumenta el riesgo de hemorragia vaginal como manifestación de la infección.
Hasta el momento, no existe evidencia que pruebe que el virus del dengue cause defectos congénitos, bajo peso al nacer o rotura prematura de membranas. No obstante, las complicaciones que puede causar la enfermedad están relacionadas a la severidad de sus distintas formas clínicas, y los riesgos variarán de acuerdo a las características individuales de las personas y la virulencia de la cepa, entre otros factores epidemiológicos como la condición social.
¿Cuál es el tratamiento?
Al tratarse de una enfermedad viral no existe un tratamiento específico. El mismo se basa en medidas de sostén tanto para la madre como para el bebé, evitando de ese modo complicaciones de mayor envergadura. En casos de dengue hemorrágico el tratamiento se deriva junto a la internación hospitalaria. La administración de fluidos para evitar la deshidratación es la medida terapéutica más importante.
¿Es posible el contagio de madre a hijo durante el embarazo?
Si bien el dengue no se transmite por contagio directo, sino a través de la saliva del mosquito, se observaron alrededor de ocho casos en el mundo en los cuales la madre contrajo la enfermedad durante el embarazo y se la trasmitió al feto. Aunque los bebés la padecieron una vez ya nacidos. Este tipo de contagio es transplacentario y como puede verse por las estadísticas se da en casos sumamente aislados.
¿Cómo puede prevenirse?
Existen algunos aspectos fundamentales que debes considerar para no contraer este virus:
Horarios claves
No te expongas en los horarios de mayor actividad del mosquito portador. Esto es tanto a media mañana como poco antes de oscurecer.
Vestimenta
Cubre tus brazos y piernas con ropa de colores claros, dejando al descubierto la menor cantidad posible del cuerpo. También es recomendable impregnar tu ropa con un repelente que contenga permetrina (Rodasol antipolillas para ropa y telas) la cual mantiene el efecto de 2 a 3 meses a pesar de que tengan 3 ó 4 lavados.
Perfumes
Evita el uso de perfumes ya que los mismos atraen a los mosquitos.
Repelentes de insectos
Utiliza repelentes en forma periódica, renovándolo con una frecuencia de 4 horas. Al momento de elegir cual usar, debes prestar especial atención al porcentaje de N-diethyl toluamide o N-dietil-3-metilbenzamida, conocido también como DEET. Cuanto más alto sea el porcentaje, más efectiva resultará la solución usada. Lo recomendables es una concentración del 30 al 35%. Tanto si estás embarazada como amamantando, no hay estudios de efectos adversos provocados por el uso de repelentes que contienen esta fórmula. Lo que sí debes tener en cuenta es su uso correcto. Para esto sigue los siguientes consejos:
- No apliques repelente sobre la piel irritada o lastimada.
- Usa suficiente repelente para cubrir la piel expuesta.
- No utilices repelentes contra insectos por debajo de la ropa.
- No uses más cantidad de lo recomendado.
- Báñate cuando regreses a tu casa.
- Lava la ropa antes de volverla a usar.
- No uses repelentes en ambientes cerrados.
- No apliques el producto directamente en tu cara. Aplícalo primero en tus manos y luego espárcelo en el rostro.
Eliminación de los criaderos del mosquito
Debes identificar, eliminar o tapar recipientes que se encuentren en el exterior y que puedan juntar agua, como latas, neumáticos, botellas, etc… En caso de bebederos de animales es importante limpiar y cambiar el agua todos los días.
¿Puedo amamantar si tengo dengue?
De acuerdo a las últimas investigaciones se detectó la presencia de anticuerpos contra el dengue en el calostro y la leche materna, por lo que la lactancia materna sería recomendable ya que transmitiría los anticuerpos al bebé.
primero que todo inicio con un cordial saludo, necesito que por favor me aclaren una peque