Cáncer y embarazo

Lamentablemente el cáncer puede aparecer en el embarazo y su diagnóstico se retrasa ya que se enmascara por los propios cambios fisiológicos producidos en la gestación.

Cáncer y embarazo

¿Es posible la presencia de un tumor maligno durante el embarazo?

Lamentablemente sí. El embarazo en sí mismo no origina el tumor, como tampoco las embarazadas son más susceptibles  que el resto de sus congéneres.

El embarazo sí puede ocasionar el retraso en el diagnóstico, debido a la combinación de cambios físicos y síntomas provocados por las hormonas gestacionales. Por ejemplo, el aumento de tamaño de los senos, relacionado al embarazo, puede dificultar la detección de un pequeño tumor mamario, debido a que rutinariamente no se realizan mamografías durante la gestación, por los efectos perjudiciales de la radiación sobre el embrión. Sólo se realiza en casos muy puntuales, como por ejemplo, cuando se palpa una tumoración al examen mamario en la primera consulta prenatal, cuando una ecografía o resonancia magnética nuclear (estudios sin riesgos para el embrión), no sean definitorios en un diagnóstico. La sospecha de un tumor maligno de cualquier localización, debe confirmarse mediante una biopsia.

En los casos de cáncer de ovario, cerebro o colon, los síntomas pueden ocultarse también tras los típicos de un embarazo, como dolor abdominal, cefalea o sangrado rectal.

¿Es común el diagnóstico de un tumor maligno en mujeres embarazadas?

La relación es de 1 cada 1.000 mujeres embarazadas. La tendencia creciente de retrasar la maternidad a edades más avanzadas, aumenta las posibilidades de padecer estos problemas, ya que son en general más frecuentes en mujeres de mayor edad. Según algunas estadísticas, quienes quedan embarazadas por primera vez después de los 30 años tienen de 2 a 3 veces más riesgo de padecer cáncer de mama que quienes lo hacen antes de los 20 años.

¿Cuáles son los tumores malignos más frecuentes durante el embarazo?

El más frecuente es el melanoma, seguido del cáncer de mama, el de cuello uterino y los linfomas. También se observan casos de cáncer de tiroides asociado al embarazo.

¿Son excluyentes el cáncer y el embarazo?

No, si bien a menudo se les aconseja a las mujeres interrumpir la gestación, existen tratamientos efectivos que brindan la posibilidad de tener un bebé saludable, sobre todo a partir de la semana 20. De todos modos, no es posible generalizar, ya que dependerá de la agresividad del tumor, del estadio de la enfermedad, y de la salud de la mujer embarazada, que puede ser sometida a una biopsia, cirugía, quimioterapia o efectuar otro tipo de tratamiento.

Distinta es la situación en el cáncer de cuello uterino con sospecha de invasión o metástasis, diagnosticado en el primer trimestre de la gestación, ya que requiere de una cirugía radical con extirpación completa del útero a fin de mejorar el pronóstico de la mujer.

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¿El embarazo cambia el curso de la enfermedad?

Si se diagnostica cáncer en una mujer embarazada, este será probablemente más agresivo. Ese hecho, lamentable, no está relacionado directamente con el embarazo sino con la edad de las pacientes. El cáncer de mama, por ejemplo, es una enfermedad histológicamente más agresiva cuanto más joven es la mujer. De modo que es la edad de la paciente, más que su estado, lo que afecta el crecimiento del tumor. La situación especial del embarazo, puede aumentar la posibilidad de diseminación de la enfermedad, debido al aumento de la vascularización de la glándula mamaria. Lo mismo ocurre con el cáncer de cuello uterino.

¿Pude causar malformaciones la quimioterapia al principio del embarazo?

Sí, puede ocasionarlas. Aunque existen reportes de nacimientos de bebés sanos. El riesgo potencial de malformaciones es mayor cuando la exposición a la quimioterapia se produce durante el primer trimestre del embarazo. Esto se debe a que en este período se forman muchas de las estructuras internas y externas del feto (período organogénico), con rápido crecimiento celular y los medicamentos quimioterápicos actúan especialmente en este tipo de células. Por esta razón, la exposición a la quimioterapia durante el primer trimestre puede aumentar las probabilidades de un aborto espontáneo.

¿Cuál es el tratamiento indicado en el caso de continuar con el embarazo?

El tratamiento dependerá del momento del embarazo que se este cursando al realizar el diagnóstico y del tipo de tumor, su agresividad y su estadio. Por ejemplo, en una mujer en el segundo trimestre del embarazo, con un cáncer de mama localmente avanzado y/o con ganglios axilares positivos, el tratamiento sería la quimioterapia, seguido por la cirugía, usualmente después del parto. También se puede utilizar radioterapia, dependiendo del tipo y estadio del tumor, pero siempre después de los tres primeros meses de gestación, debido a que puede afectar al feto. Asimismo, la cirugía, supone un riesgo menor para el feto y en algunos casos, puede posponerse el tratamiento de quimioterapia y/o radioterapia para después del parto.

¿Existen riesgos al realizar quimioterapia después del primer trimestre de embarazo?

El riesgo a malformaciones es menor cuando este tratamiento se administra en el segundo o tercer trimestre. Con excepción del cerebro y el sistema reproductivo, el desarrollo de la mayoría de los sistemas del feto finaliza a principios del segundo trimestre. Independientemente de ello, la exposición a medicación a quimioterapia en el segundo y tercer trimestre se asocia con un alto riesgo de nacimientos prematuros, bajo peso y reducción transitoria en algunas de las células sanguíneas del bebé (anemia y leucopenia).

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¿El cáncer puede afectar al feto?

El feto generalmente no está afectado por la enfermedad. Sólo se han publicado menos de 100 casos en la literatura mundial de metástasis al feto o la placenta. Los cánceres reportados con metástasis a la placenta o al feto son el melanoma, la leucemia, linfomas y el cáncer de mama.

¿Las pacientes tratadas con quimioterapia pueden tener embarazos en el futuro?

Estas drogas citostáticas interfieren con la división de las células tumorales, pero ejercen el mismo efecto sobre las células normales, incluyendo las del sistema reproductivo. Esto puede afectar la capacidad para que una mujer se embarace. Sin embargo, la mayoría recupera su capacidad reproductiva dentro de los primeros meses después de haber terminado la quimioterapia, mientras que a otras podrá tomarles varios años dependiendo de la toxicidad de las drogas utilizadas y la susceptibilidad individual. Algunos agentes inhiben la función reproductiva por completo, en tanto que otros son más limitados. Las mujeres jóvenes tienen más probabilidades de restablecer su función reproductiva que las mayores.

¿Se puede amamantar si se ha diagnosticado un tumor maligno de mama?

Lamentablemente, debido a los tratamientos, no se puede amamantar al recién nacido ya que si se planea una cirugía debe inhibirse la lactancia para reducir el flujo sanguíneo en las mamas y disminuir su tamaño. En el caso de que se planee administrar quimioterapia, también se debe interrumpir el amamantamiento. Muchos fármacos contra el cáncer, especialmente la ciclofosfamida y el metotrexato, pueden presentarse en altas concentraciones en la leche materna y perjudicar al lactante. Las mujeres tratadas con quimioterapia no deben amamantar. La interrupción de la lactancia no tiene influencia sobre el pronóstico de la madre.

Lo mas importante para el pronóstico materno es la detección precoz de cualquier tumor maligno. Por esta razón durante el embarazo debe realizarse:

  • Un examen mamario, sobre todo en la primera consulta prenatal.
  • Un Papanicolaou (PAP) y colposcopía.
  • Monitorear cambios sospechosos en lunares existentes.

Realizar una interconsulta con el proctólogo ante sangrados anales reiterados.

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