Como la mayoría de las futuras mamás, Raquel Maldonado no planeaba someterse a una cesárea. Sin embargo, la posición de su bebé impedía que tuviera un parto vaginal ya que se encontraba en posición podálica.
Por fortuna la operación resultó muy bien y para enfatizar que a veces el mejor resultado no siempre es el resultado planeado, compartió una foto de su cicatriz en Instagram.
Los temores por la cicatriz que deja la cesárea
“Estaba aterrorizada por esta cirugía. Tenía miedo de la cicatriz que me quedaría y de los efectos a largo plazo que tendría en el cuerpo y mi mente”, escribió en el título. “Estaba preocupada de sentirme mal, como si no hubiera dado a luz. Tantos temores diferentes perduraron por un tiempo, pero muchas mamás me dijeron que todo estaría bien. Y así fue. No siento que me hayan robado el parto”.
Hace cinco años, el nacimiento de su hijo Mason cursó sin problemas. Con la ayuda de una partera, Raquel día a luz a Mason, sin ninguna intervención quirúrgica, y esperaba que así fuera la segunda vez.
“Esta cirugía no fue una decisión fácil para mí”, cometó. “Me hizo aprender, abrir mi mente, y dejar de lado mis expectativas”.
Una vez que aceptó su situación, Raquel se dio cuenta que la cesárea no alteraba en nada el nacimiento de su hija.
“Tuvimos contacto piel a piel en la sala de operaciones, vimos a nuestra hija nacer (de hecho, tenemos el video de ella), mi esposo cortó el cordón umbilical, retrasaron el pinzamiento del cordón y lo más importante, nuestro bebé estaba sano, hermoso, y mi médico respetó cada decisión que tomamos”, agregó. “No podría estar más orgullosa de esta cicatriz. No podría estar más orgullosa de mí misma”.
¡Y por supuesto que es así! Ser mamá no tiene nada que ver con la forma en que nace el bebé y menos en cómo queda la cicatriz de la cesárea.