Y es que con la carita de traviesos que tienen sus chicos están, como se suele decir popularmente, para comérselos. Se llevan apenas un par de años pero ya se puede ver que Milan y Sasha son completamente diferentes. Milan es moreno, con unos enormes ojos oscuros herencia de su madre, no lo puede negar.
Pero ¿y Sasha? Ya lo dijo su bisabuelo paterno cuando nació, el niño es igualito a su padre y ahora, pasado un poco de tiempo se ha podido ver como esta primera impresión se ha ido haciendo realidad. Con el pelo rubio y los ojos, en apariencia más claros, la sonrisa de Sasha recuerda a la de Piqué, esa expresión de travieso y esa mirada fija que se adivinan también en el futbolista del Barça.
Fuente: Hola