Los doctores dicen que esta extraña condición es un ejemplo extremadamente raro de desarrollo anormal llamado fetus in fetu, en el cual un feto diminuto o varios se desarrollan dentro de su cuerpo. Aún no se sabe que es lo que lo ocasiona, pero se estima que ocurre en 1 de cada 500.000 nacimientos.
Aunque la Organización Mundial de la Salud categoriza a los fetos que crecen dentro de los bebés como tumores, esta condición es diferente. Ambos fetos diminutos se encontraban en el hígado y el riñón de la beba, y cada uno estaba unido a un cordón umbilical que los conectaba a un tejido muy similar a la placenta, en el abdomen de la pequeña bebé. Los fetos no eran capaces de desarrollarse debido a esta situación anormal y tampoco la bebé hubiera sido capaz de llevarlos a término.
Se cree que la bebé fue una de un conjunto de trillizas, pero por alguna razón los dos fetos sin desarrollar fueron absorbidos dentro del cuerpo de la niña que finalmente nació. Por esta razón se dice que los dos diminutos fetos son en verdad las propias hermanas de la bebé.
“Todos los días suceden cosas extremadamente raras al comienzo de un embarazo y que no se llegan a entender”, dijo el Dr. Draion Burch, un obstetra y ginecólogo en Pittsburg. “Éste es uno de esos misterios médicos”.
De manera similar, aunque esto no se relacione a esta rarísima condición, algunos fetos mueren en el útero y posteriormente se calcifican, convirtiéndose en “piedras”. Estos fetos, llamados algunas veces “bebés de piedra” no siempre son detectados hasta muchos años después. En el 2014, un mujer de 60 años que había visitado a su doctor quejándose al principio de dolor abdominal, resultó tener un bebé de piedra que posteriormente fue extraído. Lo había tenido dentro de ella por 36 años.
La bebé que nació con los fetos gemelares tuvo un exitosa cirugía que removió las masas fetales, por lo que podrá crecer sin complicaciones y vivir una vida normal.
