El bebito acaba de nacer y al llegar a este mundo, como de costumbre, las enfermeras lo envuelven en una manta antes de acercárselo a su mamá, que ha tenido un parto por cesárea.
La madre llora emocionada al ver a su querido hijo y en cuando la enfermera lo separa de ella para limpiarlo, el bebé comienza a llora desconsoladamente. Seguramente es por el tono de voz que ha escuchado durante meses. Sólo cuando lo acercan de nuevo junto a la cara de su mamá se tranquiliza. El pequeño alarga los brazos, con una inusual destreza para un bebé recién nacido y abraza a su mamá, aferrándose a ella porque no quiere separarse.
La enfermera deja al bebé unos momentos más con ella e inmediatamnete se calma. Y cuando lo retiran de nuevo vuelve a llorar desconsoladamente.
Una relación tan profunda y sumamente especial, que estas emocionantes imágenes pueden explicar mucho mejor que cualquier palabra.