Las consecuencias de la pandemia han sido catastróficas para la salud pública a nivel mundial y se puede pensar que solo han fallecido personas contagiadas de COVID-19.
Desgraciadamente hay más que lamentar porque esta pandemia ha tenido terribles daños colaterales como la economía, las crisis psicológicas y lo más terrible es el aumento de muerte fetal o mortinato.
En Reino Unido se multiplicaron por cuatro las muertes de bebés porque las mamás no pudieron asistir a sus controles de natalidad en los hospitales y se teme que en otros países pase lo mismo.
Parto de bebés muertos en Reino Unido
Un estudio realizado por el Hospital de la Universidad de St. George en Londres, reveló que aumentaron 4 veces el nacimiento de bebés muertos desde que comenzó la pandemia hasta la fecha.
La profesora asociada Jane Warland, a cargo de la investigación, menciona que deberíamos estar preparados, considerando que otros países de altos ingresos, como Inglaterra y Escocia, sufrieron este aumento de muertes fetales y que es muy probable que se repita en otros países.
La investigadora, que también perdió a su hija Emma en el año 1993 por muerte fetal, afirma que los resultados de la investigación, no fue una consecuencia directa de muerte por COVID-19, donde la mamá o el bebé estuvieran infectados por el virus.
La causa principal fue que muchos profesionales les recomendaron a todas esas mujeres que se mantuvieran alejadas de los médicos y de los hospitales para evitar contagiarse.
Un consejo de grandes riesgos
Al comienzo de la pandemia, se buscaba evitar que las mujeres embarazadas llegaran a los hospitales, por miedo a contraer el coronavirus o recargar los sistemas de salud, pero esto ha sido contraproducente.
Por otro lado, el distanciamiento producido causó un daño psicológico que terminó afectando directamente esos embarazos y sobre todo a los de alto riesgo, lo que desencadenó el aumento de las muertes fetales.
Desafortunadamente, la muerte fetal es más común en las madres primerizas, que son menos conscientes de las posibles complicaciones del embarazo y por lo tanto son más vulnerables.
Una encuesta realizada recientemente a casi 3.000 mujeres embarazadas por el Colegio Australiano de Parteras, reveló lo preocupadas que están las mamás gestantes por la pandemia de COVID-19, lo que repercute directamente en la salud de los bebés.
La profesora Warland dice que la preocupación de estas mujeres generalmente es el miedo a ser olvidadas e ignoradas, y sobre todo que su bebé esté en riesgo por falta de los controles médicos regulares.
Posibles soluciones para disminuir las muertes fetales
La doctora Warland menciona que una de las mejores opciones, serían las vistas domiciliarias de parteras y médicos hasta que la pandemia esté bajo control.
Por esta razón es muy importante el control médico presencial. Una llamada o video-llamadas por Zoom no son suficiente porque no se puede detectar cualquier señal de alerta como presión arterial alta, movimientos fetales reducidos o retraso del crecimiento.
La doctora también advierte lo siguiente: “Necesitamos examinar urgentemente las pautas de atención prenatal de COVID-19 y encontrar formas de apoyar [a las embarazadas] para que no pongan en riesgo su vida o su bebé por nacer”.
Una de las recomendaciones en la que más énfasis ha hecho es la siguiente:
“Si eres una mujer embarazada y vas a asistir a tus citas, ya sean por teleconferencia o presenciales, no tengas miedo de informar rápidamente cualquier inquietud o malestar, porque podría ser clave para tener un embarazo saludable”.
Así que ya sabes, más allá de los recaudos que se deben tomar, el control presencial es indispensable para un embarazo saludable, a pesar de las recomendaciones que se deben tener por la pandemia.