El programa “Abrazador de bebés”
Los voluntarios de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital General Saint Boniface en Winnipeg, Canadá, tienen una de las mejores tareas del mundo: abrazar a bebés prematuros.
El hospital lanzó el programa Baby Cuddler reclutando voluntarios para darle a los bebés prematuros el contacto piel a piel que necesitan cuando sus padres no pueden estar junto a ellos, como en el caso de bebés de madres adictas a las drogas. Tras nacer su hijo, la mujer desarrolla el síndrome de abstinencia neonatal y debe ser internada en centros de rehabilitación haciéndose imposible el cuidado del bebé por ella.
Cualquiera sea la situación en que los padres u otros familiares no pueden estar junto al prematuro, los voluntarios son una solución para este problema. Una mujer que se se ofreció para este programa comentó recientemente en FitPregnacy:
“A veces, los bebés pueden ser muy inquietos pero después de unos minutos empiezan a relajarse. Se nota que respiran más fácilmente sólo por el contacto corporal y luego se quedan dormidos”.
Los beneficios del contacto piel a piel en bebés prematuros
La experiencia de los padres no es sólo anecdótica: muchas investigaciones han demostrados la gran cantidad de beneficios que el contacto físico proporciona. Un estudio publicado en 2014 en la revista Biological Psychiatry reveló que los bebés prematuros que tienen contacto piel a piel desde el nacimiento, adquieren mejores hábitos de sueño y son más atentos que aquellos que no tienen dicho estímulo.
En 1996, Ruth Feldman, profesora de psicología y neurociencia de la universidad Bar-Ilan de Tel Aviv, dirigió un estudio con la intención de ver cómo impacta el método canguro (MC) en el desarrollo del niño. Para esto, la especialista separó a 73 bebés prematuros en dos grupos: uno que recibió el tratamiento convencional y otro que recibió contacto piel a piel durante 14 días en sesiones de una hora.
En 1998 volvió a realizar el estudio en otro hospital y con otros prematuros. Feldman y su equipo luego reevaluaron a los bebés a los 3, 6, 12 y 24 meses de edad y posteriormente al cumplir los 5 y 10 años. Todos ellos, además de mejorar los hábitos de sueño y concentración, mostraron un mejor control de sí mismo ante situaciones de estrés como la de hablar en público.
¿Cómo participar en estos programas?
Las UCIN en varios hospitales de todo el mundo reclutan cada vez más personas para esta noble tarea. Si quieres donarles tu tiempo y dedicación a estos pequeñines, que tanto calor humano necesitan, puedes averiguar en las instituciones médicas de tu ciudad para ver si cuentan con este tipo de iniciativa para bebés prematuros.