Fajar a los recién nacidos puede sonar para muchas personas algo muy antiguo aunque esta práctica todavía se realiza en muchos países.
La técnica se envolver al bebé es una tradición muy ancestral, poco conocida en las sociedades occidentales, aunque últimamente se está volviendo a utilizar, debido a los múltiples beneficios que sus seguidores le atribuyen.
Según ellos, fajar al bebé, facilita la transición del útero al exterior, evita que los movimientos involuntarios del recién nacido lo despierten, regula su temperatura corporal y alivia los cólicos.
También existen en el mercado mantitas especiales fabricadas con 100% algodón que están diseñadas para este fin, aunque permitiendo más movimiento de la piernitas del bebé que con el fajado tradicional que es más ajustado.
Sin embargo, una investigación reciente publicada en la revista médica Pediatrics demostró que fajar al bebé aumenta el riesgo de muerte súbita (SIDS) que, de acuerdo al Centro de Prevención y Control de la Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), ya ha causado la muerte de alrededor 1.500 bebés menores de 12 meses en el 2015.
Los investigadores analizaron los resultados de un estudio publicado anteriormente que reunía a un grupo de 750 bebés que habían muerto por SIDS y 1.759 que no. Lo que descubrieron es que en los bebés que son fajados aumenta el riesgo de muerte súbita.
De acuerdo a uno de los investigadores, la Dra. Rachel Moon, “Los bebés que son fajados tienen entre el 50 y el 60% más de probabilidades de morir por SIDS”. Por otro lado agregó que este riesgo se multiplica por trece si además el bebé envuelto duerme boca abajo.
El peligro aumenta cuando el bebé se aproxima a los 6 meses de edad y esto sucede, de acuerdo a las declaraciones de la doctora, porque a partir de los 4 meses los bebés comienzan a darse vuelta por sí mismos y pueden quedar boca abajo sin posibilidad de darse vuelta.
El consejo que dio la doctora es que no se debe fajar al bebé a partir del momento en que comienzan a girar sobre sí, como tampoco dejar que duerman boca abajo ni de costado.
En resumen, la advertencia que se desprende de la investigación es que el fajado no es peligroso antes de los 4 meses de edad, o si el bebé aún no se da la vuelta.
Cuando esto sucede, no debe fajarse al pequeño de ninguna manera, ya que como se ha demostrado, el riesgo de muerte súbita a partir de esta edad aumenta exponencialmente y más aún, si no duerme boca arriba.