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El año pasado leí un artículo escrito por una amiga que hablaba de “la razón por la que mi hija puede golpearle a tu hijo”. Me gustó mucho cuando lo vi, pero en ese momento no comprendí realmente el sentido del mismo, pensaba que mi pequeña estaba a muchos años de este tipo de maltratos o de lo que ahora llaman bullying.
El bullying: un problema presente en muchas escuelas
En ese momento mi hija se encontraba en el jardín de infantes, y a pesar de que compartí el artículo, no estaba consciente de lo que verdaderamente significaba, algo que de seguro le ha pasado a otros padres. Pensé que tenía más tiempo pero resulta que no fue así.
Hace poco, mientras caminábamos de la escuela a casa, mi hija me dijo: “Mamá, hoy me hicieron bullying en la escuela”. “¿Bullying?” Me cuestioné internamente. No me gusta esa palabra y creo que se usa mucho de manera indiscriminada, por lo que a veces no se toma en serio cuando surge una situación importante verdadera.
¿Qué hacer como padres?
Me costaba mucho pensar que esto fuera cierto “¿Mi hija independiente y valiente podría estar siendo maltratada por otros?”. Así que indagué un poco más. Yo sé que mi hija tiende a ser muy dramática, siempre ha sido así. Y ya cuando llegamos a casa me había dicho que algunos niños la perseguían en el patio de la escuela. Le dije que no se preocupara por ello, que no jugara más con esos chicos si la molestaban, eso fue todo y seguimos con nuestro día.
Pero esto no quedó allí. Llegó la cena y ella trajo a colación el mismo tema y me dijo: “Algunos chicos me molestaron hoy”. Como se trataba de la segunda vez que hacía referencia sondeé un poco más. Le pregunté: “¿Qué sucedió hoy exactamente?”. Y me contó que los niños comenzaron a tocar su cola en el patio de la escuela durante el recreo y cuando ella insistió en que pararan la llamaron “gordita” y se rieron de ella.
Una situación que enojaría a cualquier padre
Enseguida me quedé pensando que esos niños le habían puesto sus manos a mi hija y cuando ella les dijo que pararan se burlaron y la llamaron “gorda”. Definitivamente esto es algo que enojaría a cualquier padre. Y me pregunto: ¿Dónde aprendieron eso?
La rabia hervía dentro mío, traté de controlarme y le pregunté qué hizo después. Me mencionó que habló con la maestra, pero les dijo que se detuvieran y no lo hicieron. Cuando escuché eso me enojé muchísimo más.
Ella se sinceró conmigo y es difícil describir la rabia que se siente que tu hija te cuente algo como esto que para ella es poco comprensible ya que SOLO TIENE 6 AÑOS.
La defensa personal no está mal
Le mencioné lo inapropiada que es una situación así. La felicité por contarme y también por haberle dicho a su maestra. Pero bajó la cabeza y me dijo: “Mañana me esconderé durante el recreo”.
Entonces, la traje hacia mí, levanté su mentón para que mirara a mis ojos y le dije: “NO, no dejarás que esos niños arruinen tu recreo. No permitas que te alejen de tu diversión. Son ellos quienes están rompiendo las reglas y si mañana lo hacen de nuevo diles que te quiten las manos de encima”.
Además agregué: “Si no se detienen díselo otra vez a tu maestra. Si continúan molestándote ponte de pie y dale una patada en las piernas o en los testículos. No importa si te metes en problemas. Tu maestra me llamará a la oficina del director, pero yo estaré allí para defenderte”.
Nuestras hijas tienen que aprender a defenderse
Mi objetivo es que ella sepa que puede defenderse por su cuenta. Nuestros hijos aprenden de nosotros. Una niña que insiste en que no la toquen y que luego la insultan diciéndole “gorda” o “fea” no sabe cómo reaccionar ya que defenderse de situaciones así no es algo innato.
Como padres debemos asegurarnos de la conducta de nuestros hijos. Si mi hijo hubiera tocado a una niña de ese modo les aseguro que tendría graves problemas en casa. Él sabe esto porque le he enseñado a respetar a las mujeres y que no debe salirse de la raya.
¿Qué le enseñamos a nuestros hijos?
Todo padre debe enseñarle a sus hijos y a sus hijas que nunca deben tocar a nadie de forma indebida en ninguna parte de su cuerpo. Y mi hija ya lo sabe: si ponen sus manos encima de ella no se saldrán con la suya porque ahora se defenderá de la mejor manera posible. Y puedo asegurarles que esto podría incluir patear a tu hijo directamente en los testículos.