Marissa Heckel vive en Ohio, Estados Unidos, y ahora es madre de dos hijos. Su segundo bebé nació en su casa sin ningun tipo de asistencia. Esto fue así por decisión propia, ya que en su parto anterior había sufrido algunos problemas en el hospital que no quiso que se repitieran. Su historia se viralizó rápidamente luego de que su amiga subiera la foto de ella con su bebé recién nacido en su página de Facebook.
Recientemente la madre comentó en Popsugar porqué decidió tomar esta decisión con su pareja y tener a su hijo en la privacidad y comodidad de su hogar:
“Tuve una experiencia no muy buena en un hospital hace tres años cuando parí a mi hija. Me trataron mal porque no querería tener una epidural y me acosaron durante mi trabajo de parto para que me la pusiera. También me obligaron a recostarme sobre la espalda durante el parto y me dijeron que ‘pujara’ en contra de mi cuerpo. Terminé con un desgarro de segundo grado y algunos puntos de sutura. Mi esposo y yo decidimos que un parto sin ayuda en nuestro hogar [sería] mucho más tranquilo y lo que investigué me condujo a demostrar que fue la decisión correcta. Nunca tuve miedo durante todo el proceso” comentó la mamá.
A pesar de que ya habían pasado dos semanas de su fecha probable de parto, nunca tuvo miedo por la demora y dejó que su cuerpo hiciera lo suyo. “Ya no podía esperar para comenzar el trabajo de parto. ¡Estaba tan ansisosa! Mi relación con mi cuerpo es lo que me mantuvo positiva. Sabía incluso que después de dos semanas de retraso mi cuerpo decidiría cuándo era el momento oportuno y que haría todo por mí “.
Y finalmente llegaron las contracciones pero no fue rápido. Marissa estuvo 36 horas en trabajo de parto y comenta que gracias a esto pudo aprender más sobre su cuerpo y el dolor que podía llegar a soportar. “Durante toda la noche en trabajo de parto busqué alivio en la ducha y en la bañera, pero no tuve éxito. Elegí soportar el dolor de pie contra la pared. Me decía a mí misma: ‘El dolor es solo temporal’.
Luego de esta larga noche que pareció eterna, Marisa estaba lista para parir. “No estoy segura cuánto duró [el parto], pero me parecieron unas pocas horas. Cuando llegaron las contracciones y la presión, ya estaba en cama junto a mi esposo que sostenía mi mano. En un punto rompí la bolsa y el líquido cayó en toda la cama”.
Sin embargo, eso era sólo el comienzo ya que Marissa tuvo que pujar varias veces antes de que su bebé naciera.
“Cuando tuve ganas de pujar intenté quedarme en la cama, pero sentí que era [una posición] antinatural para mí. Le comenté a mi esposo sobre mi impulso de pujar y le pedí ayuda para ir al baño. Dejé pujar sólo a mi cuerpo. Me senté en el inodoro. Mi esposo estaba preocupado de que hubiera estado pujando por tanto tiempo, así que tuve que tranquilizarlo entre las contracciones para que pudiera sentir que el bebé bajaba. Finalmente, mi esposo dijo que podía ver su cabeza. Me alentó a seguir. También estaba preocupado de que nuestro hijo se golpeara la cabeza en el inodoro o se cayera (jaja). Luego le dije que me ayudara a pararme y que iba a dejar salir los hombros del bebé estando de pie. Mi esposo me miró como si estuviera loca pero igualmente me ayudó. Me paré, me sostuve del toallero y dejé que mi cuerpo hiciera un último esfuerzo y finalmente salió. Mi marido se quedó allí en estado de shock tomando fotos. Nunca me sentí tan empoderada y satisfecha en toda mi vida”.
¡Felicidades a la orgullosa mamá por su determinación y valentía! Sin embargo, cabe aclarar que existen riesgos de complicaciones en un parto domiciliario y que siempre es recomendable la presencia de una partera y una ambulancia en el lugar por cualquier problema que pueda surgir.
¿Te animarías a parir así?