La bebé prematura, cuyos pies tenían el tamaño de una moneda de un penique, había nacido tan solo dos días después del límite para que el hospital tenga la obligación de asistirla.
Cuando nació, los doctores le comentaron a su madre, Victoria Bradley-Curran, de 37 años, que su hija no tenía posibilidades de sobrevivir y que sólo intentaron reanimarla porque habían pasado 48 hs. del límite de considerarlo aborto involuntario.
“Todavía parecía un feto. Su piel era transparente y no tenía pestañas ni cejas. Tampoco tenía los ojos abiertos. Era muy pequeña y estaba tan mal. Nos dijeron que era cuestión de ver hora a hora como seguía. Y no pensaron que sobreviviría. Su sangre estaba totalmente infectada” comentó la madre a un medio local.
El trabajo de parto se desencadenó a las 24 semanas de embarazo luego de que la madre sintiera un intenso dolor de espalda y estómago.
De inmediato, fue trasladada al Hospital de Mujeres de Liverpool el 22 de abril del año pasado.
Al llegar, los médicos la atendieron de urgencia y le indicaron que ya estaba en trabajo de parto.
Al poco tiempo dio a luz a su hija por parto vaginal. A esa altura del embarazo se lo considera un bebé prematuro extremo
Inmediatamente, se conectó a la pequeña Francesca a la aparatología de soporte de vital y con un equipo integrado por 15 médicos y enfermeras, atendieron tenazmente a la pequeña para mantenerla viva.
Según la madre, los 11 minutos que pasaron para que ella pudiera comenzar a respirar por sí sola fueron una tortura.
No obstante Francesca ahora de 9 meses de edad, puede mostrar cómo sobrevivió contra todos los pronósticos tras haber atravesando varias cirugías, quince transfusiones de sangre y muchas complicaciones como meningitis, sepsis, problemas en los riñones y neumotorax en sus dos pulmones.
Ahora, 17 semanas después del terrible momento, Francesca se encuentra en su casa junto a sus padres y pesando casi 7 kilos.
“Nunca pensé que estaría aquí. Es terrible pensar que si hubiera nacido dos días antes no hubieran intentado salvarla” agregó su mamá.
Según la legislación del Reino Unido los hospitales no se ven obligados a intervenir ni a reanimar a bebés que nacen antes de las 24 semanas de embarazo puesto que no son considerados “viables”.
Sin embargo, una investigación británica que se llevó a cabo en 2006 reveló que casi el 20% de los bebés nacidos a las 23 semanas sobreviven, poniendo en cuestión esta legislación y pidiendo a las autoridades que se debería considerar reducir este límite.