Incompatibilidad genética

Cuando una pareja lleva tiempo buscando un embarazo y no lo logra, suele preguntarse si esto se debe a una “incompatibilidad genética”. Te contamos si esta creencia tiene sustento científico o no.

Incompatibilidad genética

¿Existe la incompatibilidad genética?

Con mucha frecuencia, las parejas que acuden al consultorio para tratamientos por infertilidad manifiestan su temor a no ser ‘compatibles’ genéticamente, y que por esa razón no hayan logrado el embarazo aún.
En este sentido, primero es necesario ver qué significa esa supuesta “compatibilidad”. En el creer popular, se piensa que es necesario que los dos integrantes de la pareja tengan semejanza genética, es decir, que compartan material genético similar.
Pero, contrariamente a ese pensamiento, desde el punto de vista genético debemos entender que la naturaleza implica fundamentalmente diversidad en lo que respecta a la propagación de una especie. Por lo tanto, cuanto menos material genético compartan los componentes de la pareja, mejor.

¿Qué sucede en el caso de las enfermedades recesivas?

En el caso de las enfermedades llamadas ¨recesivas¨ (Ej: fibrosis quística, enfermedad de Tay Sachs, anemia de Fanconi, etc), para que un niño nazca con una afección de esta naturaleza es necesario que herede el mismo gen con la mutación de su padre y de su madre. Estos casos son poco frecuentes de por sí, y cuando en una pareja ambos tienen el gen mutado, el riesgo de que nazca un hijo con la enfermedad es de un 25%.
En poblaciones con alto índice de endogamia (familiares directos que forman pareja), estas patologías son más frecuentes que en el resto de la población. Por esta razón es mejor no compartir tanta similitud genética con nuestra pareja.
En estudios recientes se demostró que ciertas parejas que comparten regiones similares del HLA -algo así como nuestra huella digital genética- presentan mayor índice de pérdidas del embarazo, ya que la reacción inmunológica necesaria que debe producirse en el útero al anidar el pre-embrión no es suficientemente intensa.
Entonces, insistimos: mientras más diferencias genéticas haya, mejor. En otras palabras, la ¨incompatibilidad genética¨ no existe.

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Estudios obsoletos que generan confusión

Otro aspecto que los pacientes relacionan directamente con esto de la supuesta compatibilidad necesaria para lograr el embarazo, tiene que ver con un estudio que históricamente se realizaba en parejas con infertilidad: el test postcoital.
Este test consiste en estudiar la cantidad y movilidad espermática presente en el cuello del útero, unas 12 horas luego de una relación sexual. De esta manera, cuando este estudio estaba aún muy extendido, se realizaba el diagnóstico de factor cervical, con el consiguiente tratamiento con inseminaciones intrauterinas en parejas en las se encontraba que los espermatozoides no se movilizaban adecuadamente a través del cuello del útero.
Pero aunque la Argentina se sigue usando este estudio con cierta frecuencia, hace ya más de 20 años que se ha prescindido del mismo en Europa y Estados Unidos ya que, salvo muy contadas excepciones, casi ningún tratamiento implica sólo estimular la ovulación e intentar embarazo mediante relaciones sexuales solamente, y en la gran mayoría se inicia con inseminaciones intrauterinas, salteando el cuello del útero de esta manera.

La compatibilidad y la incopatibilidad genética puesta en duda

Obviamente, a la hora de elegir a aquella persona que va a ser nuestra pareja, no solemos pensar en cuán ¨genéticamente compatible¨ es esa persona con uno mismo. Las razones para elegirla distan mucho de ello. Existen casos en los que la presencia de ciertas patologías en la historia familiar de alguno de los integrantes de la pareja precisen de un chequeo genético para los genes relacionados con esa enfermedad. Con respecto al potencial riesgo de compartir información genética, esto está aún por verse en profundidad.
Lo que sí es cierto es el gran lugar que ocupa en el imaginario popular esto de ser ¨compatibles¨ o ¨incompatibles¨, lo cual en la gran mayoría de los casos es una falacia. Cuando el embarazo no sobreviene, se debe en la gran mayoría de los casos a patologías demostrables y en general tratables, y eso se mide en los resultados luego de tratar adecuadamente cada problemática.

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