Ese día Arianna, de siete años, se levantó de buen humor, lo que no siempre pasa con los chicos que tienen autismo. Su hermana, Anna Kaye MacLean, decidió llevarla a comer al restaurante Chili’s, ubicado en Utah (Estados Unidos). Allí vivieron una experiencia que, para sorpresa de todos, recorrió las redes sociales y fue publicada en importantes medios del mundo.
Todo empezó cuando se acercó la moza, Lauren Wells, y la niña se apresuró a pedir leche chocolatada, una hamburguesa con queso y pepinos y una porción de papas fritas. Llegó el pedido y la pequeña se devoró las papas fritas, pero no tocó la hamburguesa. “Fue realmente extraño – dijo la hermana a CNN–, Arianna adora las hamburguesas, está obsesionada con ellas”.
“No la quiero”, lanzó la nena. “Está rota. Necesito una que esté arreglada”, reclamó. ¿De qué estaba hablando? Lo que pasó es que el restaurante tiene la política de cortar las hamburguesas infantiles por la mitad para asegurarse de que la carne se haya cocido bien. Por eso la veía “rota”.
Cuando la moza volvió a la mesa, notó que Arianna estaba llorando y le preguntó qué le pasaba. “Sé que esto sonará tonto, pero necesito pedir otra hamburguesa. Está cortada por la mitad y ella cree que está rota”, le respondió la hermana y le explicó discretamente que la nena tiene autismo.
Entonces, Lauren se inclinó hacia la niñita y le habló directamente. Le dijo: “¡Cielos! ¡Te traje una hamburguesa rota! Te traeré una nueva”. Poco después, Arianna dejó de llorar. Lo que hizo la moza fue, ni más ni menos, que tratarla como a cualquier otro chico, sin importar su condición.
“La mayoría de la gente no sabe cómo interactuar con un niño con autismo por miedo y por falta de conocimientos, así que suelen interactuar solo conmigo”, contó la hermana. “Creo que lo que impidió el colapso fue que Lauren habló con ella. No habló conmigo, sino con ella”, agregó. ¿A qué se refiere con “colapso”? Una reacción típica incluye berrinches, tirarse al piso y gritar. A veces la situación se vuelve tan violenta que la niña podría lastimarse.
La foto que recorrió el mundo
Cuando llegó la nueva hamburguesa, Arianna la miró por unos segundos, le dijo “¡te extrañé!” y la besó en la parte superior. Su hermana le sacó rápidamente una foto. Decidió publicarla en la cuenta de Facebook de Chili’s y la historia pronto se volvió viral. Se compartió más de 200.000 veces, recibió más de 870.000 “me gusta” y tiene más de 50.000 comentarios. Además, importantes medios del mundo lo convirtieron en noticia.
“Es muy tonto, pero sé que todas las personas que tienen un niño con autismo se sienten identificadas”, dijo MacLean, quien nunca pensó que su publicación tendría semejante impacto. Algunas de las personas que comentaron reconocieron que jamás habían pensado en algo así cuando encontraban a un niño gritando en un restaurante.
El mensaje: comprender al otro
MacLean espera que esto ayude a que la gente reconozca que no todos los niños que gritan son malcriados. “Conocemos personas a las que les han pedido que abandonen el restaurante cuando su niño con autismo empieza a salirse de control. Es desgarrador”, dijo.
Arianna a veces gruñe cuando come. MacLean cree que es un acto sensorial que ella decide hacer, o que tal vez le gusta la sensación del gruñido cuando come. Los demás no siempre lo entienden. “Estamos acostumbrados y está bien, pero ha habido algunas personas sentadas junto a nosotros que se levantaron y se cambiaron al otro lado del restaurante porque les molestaba demasiado”, se lamenta.
La falta de entendimiento puede ser frustrante. Cuando Arianna está en crisis, la mayoría de las personas creen que está haciendo berrinches. A veces, la hermana mayor les explica que la nena tiene autismo: entonces cambia el tono de la charla, pero las palabras siempre van dirigidas al adulto, no al niño.
Ella espera que la próxima vez que alguien vea a un nene comportarse de una forma diferente, piense: “Tal vez tiene autismo; tal vez haya algo más de lo que se ve a simple vista”.
Fuente: CNN México